En Exposiciones

El Centre Pompidou Málaga ha inaugurado este jueves la exposición Lucio Fontana, recto-verso, que presenta una selección de la producción del artista argentino entre 1947 y 1965. La muestra, que se podrá contemplar hasta el 23 de abril de 2023, está comisariada por Frédéric Paul, conservador del Departamento de Colecciones Contemporáneas del Musée National d’Art Moderne.

 

Los detalles de la nueva temporal, en la que colabora la Fundación “la Caixa”, se han conocido en un acto en el que han participado el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la directora general del Centre Pompidou París, Julie Narbey; el director de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y otros equipamientos museísticos y culturales, José María Luna; el comisario de la exposición, Frédéric Paul; el responsable territorial en Andalucía de la Fundación “la Caixa», Juan Carlos Barroso; y el director de Área de Negocio de CaixaBank en Málaga, Francisco Ramos.

 

Antes de ser considerado, a los ojos de la crítica, el pintor provocador al que la historia del arte no ha sabido corregir, Lucio Fontana era un escultor clásico, incluso neoclásico.

Nació en Argentina en 1899 y recibió de su padre una primera formación en escultura funeraria, antes de estudiar en Italia con Adolfo Wildt, dando rienda suelta a sus primeras innovaciones figurativas y abstractas.

 

En los años 30 y 40 se alternan en sus creaciones dos regímenes artísticos, el antiguo (comercial e incluso propagandístico) y el innovador. El barroco se mantendrá con la cerámica en un término medio hasta el final. Su éxito contribuye a borrar al primer Fontana: un escultor hábil que, en los años 20 y más tarde, de manera ocasional, se mostró capaz de satisfacer los encargos oficiales.

 

La sucesión de diferentes secuencias de obras a partir de 1949 marca una narración con tintes épicos. «Os aseguro que en la luna no pintaremos, sino que haremos arte espacial», afirmaba. A partir de ese año, dio a todas sus creaciones el título general de Concetto Spaziale (Concepto Espacial) y añadió subtítulos a sus series que pueden leerse como un catálogo de gestos y experimentos: Buchi (lienzos y papeles perforados) de 1949, Pietre (añadidos de vidrio) de 1952, Barrochi, Tagli (tajos) de 1958, Nature (esferas partidas), Quanta (Tagli presentados en un archipiélago), Metalli, Teatrini (pequeños teatros) de 1964. «Cuando me coloco frente a uno de mis tagli […], me siento como un hombre liberado de la esclavitud de la materia, como un hombre que pertenece a la grandeza del presente y del futuro», indicaba el artista.

 

La exposición Lucio Fontana, recto-verso presenta un total de 33 obras del artista argentino entre dibujos -incluido un autorretrato de 1940-, preámbulos a intervenciones arquitectónicas y otros ambientes por recorrer, creados a partir de 1948, en particular las instalaciones espaciales con neón y luz negra.

 

Los lienzos y las esculturas de Fontana se expondrán junto a obras de otros 22 artistas, entre los que se encuentran Giacomo Balla, precursor del futurismo, Wildt, Beniamino Joppolo, que fue el lapicero de Fontana, Giuseppe Capogrossi, Alberto Burri y Gyula Kosice.

 

También se encuentran otros con los que Fontana dialogó a través del Grupo Cero, como Yves Klein y Piero Manzoni, por no hablar de los artistas a los que apoyó o simplemente conoció más tarde, como mentor y coleccionista, como es el caso de Enrico Castellani, Mario Merz o Günther Uecker.