Miquel Barceló, Ex-voto à la chèvre (Exvoto con cabra), 1994. Detalle. © Miquel Barceló, VEGAP, Málaga, 2020.

 LA GENERACIÓN DE LA POSGUERRA

A partir de la década de 1960, las barreras sociales y culturales que separaban a España del resto de Europa comienzan a diluirse y el país se reconcilia con la modernidad tras la caída del régimen franquista en 1975. En los últimos años de su carrera, Miró libera su gesto, haciéndose eco de Jackson Pollock y de los expresionistas abstractos. Eduardo Arroyo, instalado en París desde 1958, donde respalda al grupo de la figuración narrativa, encarna el espíritu de la década de 1960: combate militante, desarraigo y una lectura crítica y humorística de la historia del arte.

Tras la caída del franquismo, vuelve a vivir en su España natal. Los artistas que surgen en los años 1970 y 1980 se alejan de las preocupaciones formales de las vanguardias anteriores. Miquel Barceló, Juan Muñoz, José María Sicilia, Cristina Iglesias o Juan Uslé forman la primera generación de artistas españoles fuera de la órbita de París. La tensión entre figuración y abstracción, el interés por los elementos orgánicos, la importancia del trazo, del ciclo de la vida y de la muerte, la experiencia física del espectador o incluso la relación con el espacio caracterizan su trabajo.

Eduardo Arroyo, Le Meilleur Cheval du monde (El mejor caballo del mundo), 1975. © Centre Pompidou, MNAM-CCI / Philippe Migeat / Dist. RMN-GP. © Eduardo Arroyo, A+V Agencia de Creadores Visuales, 2020
Eduardo Arroyo. Jean Hélion évadé, en route de Poméranie vers Paris (Jean Hélion, evadido, en camino de Pomerania a París), 1974. © Eduardo Arroyo, A+V Agencia de Creadores Visuales, 2020
Joan Miró. Silence (Silencio), 1968. © Succesió Miró, 2020
La Ribot (María Ribot). Traveling Olga/Traveling Gilles, 2003.
Juan Muñoz. Four Piggybacks with Knife (Cuatro hombres a caballito con cuchillo), 2001. © Juan Muñoz Estate, VEGAP, Málaga, 2020.